jueves, 25 de febrero de 2010

CAPÍTULO II





HABITACIÓN SIN RINCONES

Capítulo II


Entró en trance hablando en lenguas. Parecía flotar en el espacio mientras giraba en círculos concéntricos, sus brazos extendidos, sus uñas abriendo profundos surcos en la piel de aquellos secuaces que trataron de neutralizarlo. Fabiola no les permitió acercarse demasiado. Ahora se había transformado en el fantasma del muerto que la poseía desde niña. Sus visiones se adelantaban a los hechos y podía reaccionar mucho antes que ellos. Eran delincuentes de segunda categoría seducidos por la brutal conducta y el desparpajo conque ellos se habían ganado el respeto y la adulación del bajo mundo. Cuando al final Erasmo se desplomó exhausto, el coro de aterrorizados malhechores ya había retrocedido hasta confundirse con las carcomidas paredes. Fabiola lo acomodó en su falda y mantuvo a la gentuza inmovilizada con su mirada. La transparente palidez de su rostro le daba una apariencia espectral como la de un cadáver escapado de la tumba. Para entonces ya habían cumplido los veinte años.

El décimo cuarto objetivo fue la caja de ahorros del pequeño pueblo en Idaho. Dinamitaron el antiguo edificio y antes de escapar dispararon a las cabezas de los que aún daban señales de vida. Huyeron con suficiente dinero para sobrevivir por largo tiempo. Uno de los secuaces se detuvo para llenarse los bolsillos y el chaleco con billetes de cien dólares desperdigados por el piso de lo que había quedado de la bóveda. Erasmo lo observó en silencio, cuando el hombre se percató de que alguien lo miraba, fue muy tarde. El estruendo retumbó contra los escombros y la bala se alojó en su cerebro. Erasmo guardó el arma y desapareció por la grieta donde momentos antes se empotraba la caja fuerte.

Habían transcurrido diez años desde que abandonaran La Granja. Diez años dedicados al robo y a la violencia. Fabiola se había convertido en la inseparable compañera de Erasmo y los dos eran buscados por las autoridades de todo el país. El tiempo no había pasado en vano, la astucia y agresividad de la pareja comenzó a llamar la atención de los departamentos “oscuros” en los servicios de inteligencia de varios países y en particular a una organización de inversores cuyos nombres nunca aparecían en los círculos financieros. Hombres y mujeres que celosamente protegían su identidad y el verdadero propósito de sus actividades. De momento, los robos y asaltos presuntamente vinculados con el estilo de Erasmo y Fabiola dejaron de ocurrir. Con el tiempo las autoridades dejaron de asociarlos con ese tipo de violencia cuando estas ocurrían. Las actividades delictivas de la pareja cesaron como por arte de magia y nada más se supo de ellos.