jueves, 29 de abril de 2010

¿QUE TALLA USAS?




El mundo había cambiado. En el último milenio el entramado genético de los seres humanos había transmutado de manera trascendental, pero no a favor del sexo masculino. Al parecer esta anomalía hormonal causada por los conectores endocrinos, con la ayuda del tiempo fueron alterando los mensajes electroquímicos que regulan el ADN. Esto, eventualmente neutralizó parte del código que controla la diferenciación entre los sexos, permutándolo para que favoreciera el desarrollo del género femenino. Ahora ellas representaban el factor dominante.

Eran capaces de hacerlo todo, no sólo las tareas complejas que requerían un esfuerzo físico extraordinario, si no también las que demandaban una inteligencia excepcional. El proceso no tardó en evolucionar hasta el extremo en que la mujer podía engendrar nueva vida en su interior y así asegurar la continuidad de la especie humana.

El hombre, como parte de la ecuación, dejó de ser un factor importante y comenzó a desaparecer de la faz de la tierra. Ellas, por el contrario, se proliferaron manteniendo su aspecto femenino, su belleza y voluptuosidad, pero con una marcada diferencia: sus órganos reproductivos ahora eran capaces de realizar una doble función y de su sexo colgaba un par de testículos de indeterminadas proporciones. Esto tuvo un efecto devastador en la sociedad, los ajustes fueron extremos en las normas convencionales de la genética y también en la evolución de la moda.

La forma de llevar la vida y el estilo del atuendo cambió radicalmente. Los ajustes fueron dramáticos, pero de alguna manera había que acomodar esas protuberancias que ahora colgaban entre las piernas de las siempre hermosas y deseables mujeres.

Para las costureras el sistema métrico no sufrió alteraciones, pero en aquellos lugares puntuales, donde por siglos se mantuvieron los preceptos convencionales que diferenciaban al hombre de la mujer se contemplaron cambios. Los diseñadores y modistas necesitaban a toda costa acomodar correctamente los caprichosos apéndices y con el paso del tiempo se llegó a establecer la costumbre de preguntar sin hacer mención del excedente biológico: ¿Qué talla usas?