sábado, 1 de octubre de 2011

LA FELICIDAD

Se dice que la felicidad es de color azul y que no es un secreto reservado para unos pocos. Es difícil explicar su extraña y misteriosa influencia en nuestra conducta, pero hay quienes juran que en un principio se descubrió disuelta en el mar desde donde siempre ejerció su magia.
Si alguna vez, en un momento de soledad te acercaste al mar y al estar expuesto a la inmensidad de los océanos te invadió una inexplicable sensación de paz y tranquilidad sabes de qué estoy hablando. Es como si se abriera una compuerta en nuestra imaginación y comenzáramos a visualizar una nueva perspectiva por donde las ideas y posibilidades que no habíamos contemplado fluyen sin saber por qué, y entonces comenzamos a sentirnos felices. Sé que han intentado justificar ese efecto, pero la realidad es que no existe una explicación científica que nos llegue a convencer del por qué somos o no somos felices.
La felicidad no es un remedio casero, pero no sería una mala idea si pudiera prescribirse en constantes proporciones por el resto de nuestras vidas.
Hay quienes la encuentran en los ojos de otra persona o cuando llega a tu hogar una nueva criatura. Hay quienes cuidan de ella toda una vida hasta que la muerte los separa. También existen los que no la reconocen y se desplazan del uno al otro confín de la tierra sin encontrar la felicidad. Pero en verdad, creo firmemente que estamos hablando de una especie de reacción bioquímica. Si has llegado hasta tu alma gemela y tu compromiso de amor y fidelidad es inquebrantable, no existe una situación económica, o enfermedades catastróficas, o los estragos de la vejez que desmerezcan tu propósito porque la felicidad siempre será tu escudo.

Marco Antonio