jueves, 22 de marzo de 2012

DEJARÉ DE ESCRIBIR


Pude alguna vez ser escribano,
mis frases cabalgaron la insolencia
cuando el tintero se cargó de heces
y mi pluma malversada causó estragos.

Dejaré de escribir
Si sobre el papel bailó una ofensa
con mis frases fugadas del destierro
sin cumplir mi condena de improperios.

Dejaré de escribir
Si santiguarme ante mi mala fe
es esconderse en los resquicios
del laberintos de mis demencias.

Dejaré de escribir
para quererte mejor en mi locura
sin explicar el por qué de las palabras,
ni los silencios imprudentes de mis miedos.

Marco Antonio