domingo, 30 de mayo de 2010


SIN RUMBO FIJO

Siempre hay una hora que cumple rigurosamente con el asombroso proceso de esta trayectoria sin rumbo fijo. La hora de morirse. Llegase donde llegases, el principio siempre es un acto sin conciencia racional. Según se va desprendiendo la membrana amniótica, despierta la primavera del proceso evolutivo, germina la esencia de nuestro carácter y damos rienda suelta al idioma con qué expresamos lo ya escrito en los peldaños de la escalera. Esa hélice que lleva la irremediable secuencia desde donde comenzamos hasta donde terminamos. Entonces, al final de esa cadena, cuando ya no haya instrucciones que seguir y estemos a punto de apagarnos para siempre:
¿Habrá algún mensaje aún no descubierto en la estructura, que satisfaga todas esas preguntas que quedaron sin contestar?

Marco Antonio

miércoles, 26 de mayo de 2010


PREOCUPACIÓN

La angina le golpeó sin avisarle. Su semáforo interno había cambiado de color y ahora la luz estaba en rojo. Sintió que los cuatro jinetes de la Apocalipsis cabalgaban sobre su pecho sin ir a ninguna parte. Pensó que había llegado su hora y que no volvería a tener la oportunidad de beberse otra Coca-cola.
Miró su reloj y le preocupó el tiempo. No llegaría a su destino por su propia negligencia. Aún estaba haciendo la digestión y se empeñó en salir a toda carrera a sabiendas de que estaba jugándose el todo por el todo. Ahora los caballos se empeñaban en aplastarle el corazón para llevárselo a donde van los corazones que ya no pueden dar la bienvenida al flujo sanguíneo que se desplaza por las arterias a la presión en que explotan los pozos de petróleo. Pensó que los jinetes ya se habían apoderado de su objetivo y marchaban por donde vinieron. La Coca-Cola definitivamente no volvería a probarla porque en esos momentos la saliva inundaba el conducto a su garganta y no podía respirar. Trató de establecer su posición pero no atinaba a saber si estaba de pie o acostado, no veía el cielo ni tampoco sus zapatos. Decidió quedarse quieto, sin importarle mucho hacia donde apuntaba su nariz. Su preocupación era otra: Había corrido escaleras arriba porque la llamada telefónica decía que, al parecer, la cisterna del inodoro en su piso se había quedado atascada y el agua salía a borbotones por la rendija de la puerta. ¡Mierda! Las alfombras a penas hacía unas semanas que las habían instalado y aún le quedaban trece pagos para que fueran suyas.


Marco Antonio

martes, 18 de mayo de 2010

MANDO A DISTANCIA

A ver abuelita te estoy mirando desde el balcón aquí en el sexto piso. Veo que llegaste al parque sin problemas pero ahora empezó a llover y tú no llevas el paraguas.
Por favor, muévete un poquito hacia la derecha. No, no, eso es mucho, un poquito hacia la izquierda. Ya, ya, eso es suficiente. Ahora despacito hacia adelante, un poquito más. Para, para, ya está bien, casi has llegado. Ahora da un pasito hacia el lado. No, eso fue hacia la izquierda, quise decir hacia la derecha. Bien, no te muevas, ya estas bajo techo, y delante de ti hay un banco, y a tu lado derecho, si estiras el brazo puedes tocar un árbol. Suelta al perro y descansa el bastón contra el árbol. Ahora sólo tienes que darte la vuelta despacito y sentarte. ¡Si, si, ya oigo al perro ladrar! ¡Sí, está ladrando como un loco, no le hagas caso!  Haz lo que yo te digo, vírate y siéntate por favor.

¡Lo bordé! ¡Cayó por el hueco de la alcantarilla! Jodido perro, por poco lo arruina todo, gracias a Dios que estos teléfonos móviles son una maravilla. Espero que no tarden mucho en leer su testamento.

Marco Antonio

lunes, 17 de mayo de 2010

ISMAELA



Ismaela consultó el reloj de la cocina. Faltaban siete minutos para que sintiera la llave en la puerta. Se apresuró a apagar el horno segura de que el asado estaba en su punto. Un último toque a la decoración de la mesa. Las velas, las copas y la botella de burgundy en la hielera. Corrió hacia la puerta con la bandeja repleta de pétalos de rosas en una mano y el aerosol de nata montada en la otra.
Con mucho cuidado construyó un sendero de pétalos desde la puerta de entrada hasta la alcoba. Allí se desnudó, se acostó en la amplia cama y roció el aerosol de nata sobre sus pechos y sus partes más íntimas y esperó con ansiedad. Faltaban dos minutos.
El sonido metálico de una llave reveló su presencia. Ismaela contó los pasos que se acercaban, uno, dos, tres …
Enmarcada en la puerta de la habitación la mujer de melena dorada esbozó una sonrisa y comenzó a despojarse de sus vestimentas.

Marco Antonio

sábado, 15 de mayo de 2010


TENDREMOS AYUDA

¿Cómo se trata al inconsciente de cabeza hueca que orina contra el viento y no le importa mojarse la cara? La tendencia contemporánea es acostumbrarse a comer con la misma cuchara y escuchar con los mismos oídos porque aunque digerimos la información de distintas maneras, no todo lo desechable va a parar al intestino grueso. Por efectos de la peristalsia algo se escapa e invade el cerebro. Entonces, los de cabeza hueca, reaccionamos como si fuéramos lo único que importa y empezamos a mear contra el viento. Nos olvidamos de todos, incluso ignoramos que una vez fuimos educados en buenas maneras y no con la idea de ir meando contra el viento y salpicando impunemente los rostros y pantalones de otros contertulios. Estos ególatras no tienen nada en común con aquellos que optan por compartir el pan de cada día respetando el espacio y los derechos de sus semejantes. Como no sé tratarlos, he decidido sonreír y saludar a todo el que por mi lado pase, conocido o desconocido, He decidido retomar las viejas tradiciones: abrir puertas y ayudar a ancianos cuando crucen los pasos de cebra o el medio de la calle si allí los encuentro. He decidido integrarme al sentimentalismo de escuchar las penas de otros sin contarle las mías. He decidido luchar contra el inconsciente de cabeza hueca con la ayuda de Don Alonso Quijano y su escudero Sancho Panza.

Marco

martes, 11 de mayo de 2010

UNA PÁGINA MÁS




Apuró el último sorbo consciente de que le quemaría las entrañas. Dejó un billete sobre el mostrador sin prestar atención al importe a sabiendas que era suficiente para cubrir diez veces lo que había consumido. Antes de cerrar la billetera se fijó en la foto que por los últimos veinte años le acompañara en sus mejores y peores momentos. Rehusaba aceptar la realidad de que esa misma tarde había depositado en sus labios un último beso antes de cerrar la caja con sus propias manos. No fue fácil verla marchar. Pensó:¡Que espantoso debe ser ese silencio que te acompaña en el camino hacia la eternidad! Se sentía estafado, su cuento de hadas debería haber durado mucho más, pero nunca contó que los sueños muchas veces se conviertan en pesadillas. Era maligno y la consumió en menos de un año. Los médicos prometieron lo que sabían no podían asegurar, una fantasía color esperanza. Él sabía que los milagros siempre quedaban atrapados en el fango de ése pantano. No había bálsamos para el que despierta a una realidad sin arco iris. El que tiene que continuar viviendo con el despecho, la furia y el rencor.

Paseo su mirada alrededor del bar. El bisbiseo de voces delataba la congenialidad de los profesionales allí reunidos. Batas blancas, verdes y azules; mujeres y hombres comprometidos con la medicina disfrutando el momento después de la larga y exhaustiva jornada en el Hospital. El murmullo de voces lo acaparaba todo hasta el momento en que las detonaciones rompieron el silencio. Los cuerpos comenzaron a derrumbarse como piezas de dominó, sus batas blancas, azules y verdes manchadas de sangre. El último cartucho lo reservo para él. Explotó contra el costado de su cabeza pulverizando su cerebro atormentado.


Marco Antonio

viernes, 7 de mayo de 2010

MACHU PICCHU, PERÚ (1533)



El caudaloso Urubamba había quedado atrás. Ahora cruzaba la planicie frente al Huayna-Picchu, la montaña sagrada que se erguía sobre todas las cosas. Sus dedos se movían sobre la caña tapando y destapando los agujeros de la quena. Las notas se desprendían con una cadencia mística que se elevaba sobre la inmensidad de la tierra hasta llegar a la cima. Anunciaba la muerte. Sobre sus espaldas, en un saco de yute, cargaba la cabeza y el alma del último violador.

El hombre de barba blanca había profanado el recinto sagrado. Pisó sobre sus muertos y plantó una cruz entre las Huacas, los dioses de piedra que cuidaban de ellos. La ofensa lo dejó sin cuerpo, sin sangre, tal como lo merecía. La cabeza dentro del saco daba tumbos al compás de las nalgas del indio que apresuraba el paso hacia la ciudad perdida en el tiempo. Machu-Piccho.


Marco Antonio








miércoles, 5 de mayo de 2010

CON LA BOCA PEQUEÑA



CON LA BOCA PEQUEÑA


Me preguntó si yo me iba a morir. Le dije que sí. Me preguntó por qué. Le contesté: porque ya me estoy poniendo viejo y todo dentro de mí es como una casa vieja que hay que derrumbarla para darle paso a otra nueva. Me preguntó si tenía miedo y yo le contesté que no. Me preguntó si había nacido porque yo lo había querido y le respondí que, como él, no recordaba ni cuándo ni el por qué. Me preguntó si yo sabía mucho y le dije que no todo lo que debería y que aún me quedaba mucho por aprender. Me preguntó por qué quería aprender más si me estaba muriendo. Le dije que si dejaba de aprender entonces haber vivido era una tontería. Me preguntó si yo lo quería mucho y me eché a llorar. Me preguntó por qué lloraba y le dije que lloraba porque le quería con todo mi corazón. Entonces me miró con sus ojos grandes y esbozó una sonrisa con su boca pequeña.


Marco Antonio

martes, 4 de mayo de 2010

EL ENCIERRO



Acércate a España e incrustaré una maja celestina en tus ganas de vivir. Acorta la distancia y se quemará tu visión ensillada a una gitana; una de esas diablas que por el gusto de corromper tu espiritu fornicaría sobre el tablao en un “atrévete” de guitarra flamenca. Regresa a esta tierra noble, para que muerdas la tradición que nos hizo isleños y sientas hervir la sangre que te queda en la cuenca de tus ojos. Abrázate a lo que resta de tu existencia, deja de lamer tus cicatrices y muerde tus sueños. Hay una plaza de Sol en tu destino, ven a jugarte los testículos en un mano a mano con la vida aunque las tengas todas por perder. Porque si ganas... si ganas, la piel de la mujer que te toque, te sabrá a miel y no habrá secretos para ti en su boca, ni brújula para enseñarte el camino, porque el resto de tus días serán como las cuentas de un rosario que en cada piedra guarda una promesa de amor...




Cerré la página procurando hacerlo por los mismos dobleces y volví a introducirla en el sobre. Alargué la mano y marqué el número de teléfono de Marcelo en España. Entre quejido y quejido, me contestó su esposa con voz trémula . Sorprendido, le pregunté si pasaba algo y después de una larga pausa me respondió: A Marcelo lo mató un toro ayer en Pamplona … ¡Ha acabao con él! … ¡Me lo dejó sin testículos y sin na. ¡Solté el auricular y retrocedí horrorizado, empujando las ruedas de mi silla con todas mis fuerzas. ¡Cojones! ¡Menos mal que la carta llegó hoy, si hubiese llegao la semana pasá, los dos estaríamos muertos! ¡Con la ilusión que teníamos de correr juntos un encierro en sillas de ruedas! ¡Putos toros!


Marco Antonio

domingo, 2 de mayo de 2010

FENADEL


(¿TE ATREVES TÚ A AÑADIR EL PRÓXIMO PÁRRAFO? Envíalo a nuestro correo de gmail)

Fenadel se había tomado unas vacaciones en la región de los Tules. Un lugar secreto rodeado de montañas donde vivían los osos verdes y pastaban las cabras de barrigas peludas. Los ríos y los lagos eran tan azules como el cielo y los prados cuajados de flores se parecían más a un arco iris que a la tierra donde los famosos enanos de Matuntel, la capital de Tules, criaban ardillas y escarabajos. No existían animales ni insectos como estos en ninguna parte del mundo. Las ardillas eran tan pequeñas que se acomodaban perfectamente en la palma de una mano, podían leer el pensamiento de los hombres y susurrar palabras en los oídos de los incrédulos. Los escarabajos eran todos morados, muy fáciles de distinguir por la raya amarilla que les cruzaba por el centro del caparazón. Traían suerte, mucha suerte o en el caso contrario, si los dejabas morir, la mala suerte te perseguiría por todos los rincones hasta el fin de tus días.
Fenadel era un enano y había nacido en Matuntel hacía poco menos de mil años…
…estaba, por tanto, en plena juventud. Los enanos matuntelienses vivían alrededor de los tres milenios.

LEER LOS COMENTARIOS, ALLÍ VAMOS AÑADIENDO A LA SAGA DE FENANDEL ...