martes, 18 de mayo de 2010

MANDO A DISTANCIA

A ver abuelita te estoy mirando desde el balcón aquí en el sexto piso. Veo que llegaste al parque sin problemas pero ahora empezó a llover y tú no llevas el paraguas.
Por favor, muévete un poquito hacia la derecha. No, no, eso es mucho, un poquito hacia la izquierda. Ya, ya, eso es suficiente. Ahora despacito hacia adelante, un poquito más. Para, para, ya está bien, casi has llegado. Ahora da un pasito hacia el lado. No, eso fue hacia la izquierda, quise decir hacia la derecha. Bien, no te muevas, ya estas bajo techo, y delante de ti hay un banco, y a tu lado derecho, si estiras el brazo puedes tocar un árbol. Suelta al perro y descansa el bastón contra el árbol. Ahora sólo tienes que darte la vuelta despacito y sentarte. ¡Si, si, ya oigo al perro ladrar! ¡Sí, está ladrando como un loco, no le hagas caso!  Haz lo que yo te digo, vírate y siéntate por favor.

¡Lo bordé! ¡Cayó por el hueco de la alcantarilla! Jodido perro, por poco lo arruina todo, gracias a Dios que estos teléfonos móviles son una maravilla. Espero que no tarden mucho en leer su testamento.

Marco Antonio

4 comentarios:

  1. ¡Ay, Marco Antonio! Me has hecho reir.
    Iba a decirte que era un relato muy tierno y la que casi se cae de la sorpresa, soy yo.
    Me encanta.

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  2. Gracias Nati.
    Tu risa es mi alegría. Cuídate mucho.

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  3. Estupendo relato, querido Emperador. Y con un cierre ¡de lujo!

    Me deslumbras.

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